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¡No le temas a la tesis!

Si usted está leyendo este párrafo ¡felicitaciones! Significa que el esfuerzo de los últimos años está a punto de ser coronado. No cualquiera llega a donde usted está en este momento. De hecho, en Guatemala por cada dos personas que tienen su privilegio, 98 no llegan ni a la universidad. Por ello, usted debe sentirse orgullosa y afortunada.

De las personas que se inscriben en la universidad solo el 30% se gradúa.

Disfrútelo, pero no se duerma. Con mucha pena le cuento que también de los y las ya poquísimas que llegan a donde usted, la mayoría se queda en el arranque. De hecho, de los que se inscriben en la universidad se gradúa menos del 30%. No se trata de holgazanería ni despreocupación. Usted bien sabe lo difícil que es, en Guatemala, estudiar en la universidad: el trabajo, la familia, las otras ocupaciones y, por qué no decirlo, el derecho y la necesidad de un tiempo prudencial para el ocio van poniendo obstáculos en el camino. Afortunadamente, su universidad le apoya y le facilita las circunstancias para que usted cumpla con su objetivo.


Por supuesto, no quiero engañarle: la tesis no es cosa de niños ni niñas. Es un proceso serio y riguroso. Pero, por lo mismo, es la mejor oportunidad que usted tiene para demostrar de qué está hecho. Por ese medio usted podrá poner a prueba sus conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes para construir por su cuenta conocimientos nuevos. Significa su aporte personal para el desarrollo de su disciplina académica y la hermosa posibilidad de ofrecer a su sociedad un humilde aporte.

Así es que no le distraigo más y le dejo por acá nuestro libro "Seminario de tesis".


Este libro es un humilde instrumento para ello. En él va a encontrar mucha información, experiencias, conocimientos y directrices que le permitirán desarrollar su tesis en un tiempo prudencial y sin morir en el intento. No le ofrezco la fórmula mágica para que resuelva con un soplido el reto al que se enfrenta: soy partidario de la búsqueda de la excelencia académica. Pero, por supuesto, al contrario de lo que la mayoría piensa, ser excelente profesional no necesariamente implica sacrificio y tortura. Es, más bien, como la experiencia de escalar un volcán: difícil, de exigencia, pero emocionante.




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